El otro día invité al padre de... para que viniera a clase a leernos un cuento de un Libro Mágico que consiguió en una librería en Madrid, me parece. Ya era la segunda vez que ese libro había estado en clase.
El libro viene cerrado con un candadito para que los niños no lo puedan abrir porque, según se dice en el envoltorio del libro, perdería la mágia. Es muy importante respetar este precepto para que no se quede sin este don.
Pues, sí, la magia de desplegó por la clase desde que el lector lo abrió. Todos nos quedamos boquiabiertos por la historia tan fantástica que salió del libro. Y según dice, cada vez que se abre, sale de él una historia distinta y aunque queramos oír de nuevo una historia que ya habíamos oído, es imposible porque esa historia ya fue contada.
Fue una experiencia estimulante.
Desde aquí invitamos a otros padres que quieran sumarse a la nómina de nuestros Cuentacuentos Inesperados.
Va por ellos.
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